La tarde de este viernes 8 de agosto, habitantes y transeúntes de La Habana fueron sorprendidos por la aparición de una tromba marina frente al icónico Malecón. El fenómeno, también conocido como manga de agua, generó momentos de alerta y desconcierto entre quienes presenciaron la imponente columna de aire y agua que conectaba el mar con el cielo.

El evento se produjo poco después del mediodía, bajo un cielo cubierto de nubes densas y en medio de altas temperaturas, humedad y una atmósfera inestable, condiciones propicias para su formación. Imágenes y videos captados por testigos se difundieron rápidamente en redes sociales y medios locales, mostrando el desplazamiento del torbellino sobre el mar.

Aunque algunos ciudadanos se alejaron de la costa por precaución, la tromba marina se disipó tras unos minutos sin causar daños ni incidentes reportados por las autoridades. Tampoco se registraron afectaciones a embarcaciones cercanas.

Según especialistas, este tipo de fenómenos puede clasificarse en tornádicos, asociados a tormentas severas y potencialmente peligrosos, y no tornádicos, que son más comunes y generalmente inofensivos, como el ocurrido en esta ocasión.

No es la primera vez que Cuba presencia este tipo de eventos. El caso más grave de la última década se produjo el 2 de julio de 2016, en la playa Caimito, provincia de Mayabeque, donde varias trombas marinas simultáneas dejaron 36 heridos y daños materiales significativos.

Este viernes, en cambio, el episodio quedó como una espectacular muestra de la fuerza de la naturaleza y un recordatorio de la vulnerabilidad de las zonas costeras ante fenómenos meteorológicos repentinos.